El manto y el núcleo de la Tierra

La corteza terrestre es una capa muy fina si la comparamos con el manto y el núcleo del planeta.

Ondas sísmicas

¿Qué es el manto terrestre? La corteza de la Tierra está formada por placas más o menos rígidas que se apoyan o flotan sobre un material viscoso a alta temperatura, llamado manto. A veces, estos materiales salen a la superficie a través de volcanes en erupción. Además, fluyen continuamente por grietas en las dorsales oceánicas para formar nueva corteza.

A unos 3.000 km de profundidad se encuentra el núcleo de la Tierra, una zona donde predominan los metales y que, lejos de resultarnos indiferente, influye sobre la vida en el planeta, ya que se le considera el responsable de la mayoría de fenómenos magnéticos y eléctricos que caracterizan nuestro planeta. La Tierra tiene a su alrededor un campo magnético gracias a su núcleo, y eso nos protege de radiaciones solares dañinas.

En el manto y el núcleo de la Tierra se sitúan los materiales más pesados de nuestro planeta y constituyen la mayor parte de su masa.

El manto terrestre

El manto de la Tierra es una capa de unos 2.900 km de grosor, constituida por rocas más densas, donde predominan los silicatos.

Manto de la Tierra

A unos 650-670 km de profundidad se produce una especial aceleración de las ondas sísmicas, lo que ha permitido definir un límite entre el manto superior y el inferior. Este fenómeno de debe a un cambio de estructura, que pasa de un medio plástico a otro rígido, donde es posible que se conserve la composición química en general de toda la zona.

Movimientos en el manto

La corteza continental creció por una diferenciación química del manto superior que se inició hace unos 3.800 millones de años. En la base del manto superior la densidad es de unos 5.5 gramos por centímetro cúbico.

En la zona superior del manto terrestre se producen unas corrientes de convección, semejantes al agua que hierve en una olla, desplazándose de la porción inferior, más caliente, a la superior, más fría. Estas corrientes son el motor que mueve las placas litosféricas.

El núcleo de la Tierra

El núcleo terrestre es una gigantesca esfera metálica que tiene un radio de 3.485 km, es decir, un tamaño semejante al planeta Marte. La densidad varía, de cerca de 9 gramos por centímetro cúbico en el borde exterior a 12 en la parte interna. El núcleo terrestre está formado principalmente por hierro y níquel, con agregados de cobre, oxígeno y azufre.

El núcleo externo es líquido, con un radio de 2.300 km. La diferencia con el núcleo interno se manifiesta por un aumento brusco en la velocidad de las ondas sísmicas "P" a una profundidad entre 5.000 y 5.200 km.

El núcleo interno tiene un radio de 1.220 km. Se cree que es sólido y tiene una temperatura entre 4.000 y 5.000 °C. Es posible que el núcleo interno sea resultado de la cristalización de lo que fue una masa líquida de mayor magnitud y que continúe este proceso de crecimiento.

Núcleo de la Tierra

La energía calorífica del núcleo influye en el manto, en particular en las corrientes de convección. Actualmente se considera que el núcleo interno posee un movimiento de rotación y es posible que se encuentre en crecimiento a costa del externo, que se reduce.

Muchos científicos creen que hace 4.000 millones de años la Tierra ya tenía un campo magnético causado por un núcleo metálico. Su formación marcó la frontera entre el proceso de consolidación y el enfriamiento de la superficie.

El punto de fricción entre el núcleo y el manto se llama discontinuidad de Gutenberg en honor de Beno Gutenberg, sismólogo alemán que la descubrió en 1914. Está a unos 2900 km de profundidad. Este límite es responsable del magnetismo terrestre, que se produce cuando los materiales metálicos del núcleo externo rozan con los silicatos del manto terrestre.


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