Desde el principio de los tiempos, el ser humano se ha sentido atraído por cuanto sucedía en el firmamento. Es por ello que la Astronomía está considerada la ciencia más antigua. A lo largo de los siglos, las investigaciones relacionadas con el cielo han ido evolucionando de forma paralela al perfeccionamiento de los diferentes medios de observación celeste.
En la humanidad han suscitado un gran interés fenómenos como los movimientos de los astros, los eclipses o los ciclos regulares de las estaciones. Por ello desde la prehistoria ha ido observándolos y estudiándolos. Primero fue a simple vista, y luego aportando nuevos medios tecnológicos.
Desde el primer telescopio, creado por Galileo, hasta los modernos telescopios espaciales y terrestres han pasado muchos años. Pero sus fines han sido siempre los mismos: desentrañar todo aquello que acontece en el misterioso cosmos.
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