La evolución de las especies

En 1831, el joven Charles Darwin embarcaba a bordo del barco inglés Beagle, en una travesía que cambiaría para siempre su vida y la historia de la ciencia.

Acababa de abandonar sus estudios de Medicina, y huía de la vida de clérigo que su padre le tenía preparada. Embarcó sin una función específica a bordo. Durante los cinco años de viaje, fue asumiendo cada vez más el papel de naturalista.

La evolución de las especies

El Beagle tenía la misión de cartografiar la costa sudamericana. A Darwin le impresionó la belleza de aquellos paisajes, tan lejanos y diferentes de la vieja Inglaterra. La Patagonia, la Tierra de Fuego, el archipiélago de Chiloé y, sobre todo, las islas Galápagos.

Los pinzones y las tortugas gigantes de las Galápagos le fascinaron. Su curiosidad le llevó a recopilar una gran cantidad de fósiles. La fauna que veía era nueva para él. Sin embargo, le llamaba la atención el parecido con las especies europeas. Lo mismo sucedía con los fósiles que recogía. Los animales extintos se parecían mucho a los actuales, aunque no eran iguales. Empezó a concebir la idea de una selección natural.

Pensó que todas las formas vivas tenían un origen común y, mediante pequeñas y lentas transformaciones, evolucionaron en las diversas formas de vida que hoy conocemos. Cuando algunos individuos de una especie desarrollan una ventaja que les permite adaptarse mejor al medio, sobreviven y se reproducen. Sus descendientes heredan esa ventaja adaptativa. Mientras que los individuos peor adaptados no sobreviven, no dejan descendencia y acaban extinguiéndose.

De generación en generación, las diferencias se hacen mayores y dan origen a las distintas especies. La evolución es tan lenta a lo largo de los eones geológicos, y nuestra vida tan corta, que por eso no podemos apreciarla.

Tortugas galápagos

Darwin publicó su teoría sobre el origen y la evolución de las especies en 1.859. Fue una revolución del pensamiento. En general, la sociedad acogió bien sus ideas. Batió récords de ventas y se agotaron varias ediciones. Unos años antes Malthus había publicado su ensayo sobre la población, en el que decía que la población crece a un ritmo mucho mayor que los recursos, lo que da lugar a guerras y calamidades, y sólo los más aptos sobreviven. Ahora, Darwin aplica la misma idea al mundo natural. Darwin conocía ese ensayo.

Su teoría le supuso el enfrentamiento con la iglesia anglicana y los sectores ingleses más conservadores. Concebían la Creación como algo inmóvil. Para ellos, Dios creó las especies tal y como las conocemos, y el hombre no era una criatura más sino que estaba en una escala superior. La evolución de Darwin priva al hombre de su posición privilegiada. Es un producto más de la evolución, y su origen es común con el resto de especies. Se hicieron crueles caricaturas de Darwin con la famosa leyenda de que el hombre desciende del mono. Algo que, por cierto, él nunca dijo, al menos no así.

Fauna del Cámbrico

Charles Darwin fue consciente de la revolución científica y cultural que suponía su teoría. Por eso tardó tantos años en publicarla, y sólo lo hizo cuando pensó que otro colega, Wallace, se le iba a adelantar.

A lo largo del siglo XX, las tesis de Darwin continuaron siendo polémicas. Algunos se las apropiaron para justificar la supremacía de unas razas frente a otras, o de unas clases sociales frente al resto. Hoy, en algunas zonas de América, siguen siendo rechazadas por los creacionistas.


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